Los pueblos son otro mundo aparte de las ciudades en la India. Las casas suelen ser todas tradicionales, de adobe y techos de paja, o chozas de hojas de palmeras, y hay niños, pollos, cabras, vacas, perros, gallos, todos mezclados circulando libremente por todos lados. En la primera aldea que visitamos para el proyecto, ya notamos que aunque hemos intentado culturizarnos y ambientarnos lo máximo posible a la India, e íbamos con nuestros dos traductores indios, no pudimos dejar de causar sensación en el pueblo. Cuando terminamos de hacer las entrevistas y visitar el tanque de agua, siempre seguidos por un puñado de niños valientes que nos sonreían excitados y escondiéndose, tuvimos que esperar una hora a que llegase un autobús para irnos a la siguiente zona. Es entonces cuando nos asaltaron todos los habitantes del pueblo, sobretodo los niños, rodeándonos y sacando sillas de sus casas para que esperásemos cómodos. Como vieron que aceptamos una flor, no se les ocurrió otra que estar todo ese rato bombardeándonos con millones de flores de todos los tipos, con los niños compitiendo por dárnosla en la mano, y después con fruta hasta empacharnos, y nosotros super abochornados y no pudiendo decir que no a tanto agasajo. Venían todos los del pueblo y nos cantaban, leían la mano, imitaban las palabras en inglés, y todo los que se les ocurría en ese momento. Hasta que al fin llegó el autobús y nos inundaron de besos y caricias para depedirse. En los siguentes pueblos que hemos visitado estos primeros días, siempre intentamos pasar más desapercibidos, pero siempre cae como mínimo algún té, refrescos, coco, caña de azúcar, o lo que tenga a mano en ese momento el entrevistado.
miércoles, 28 de febrero de 2007
La aventura del bus
El primer día que fuimos a hacer trabajo de campo, viajamos hasta la zona en autobús, durante más de una hora. Viajar en autobús en la India es un espectácalo en si mismo. Te tienes que subir en marcha, porque la primera norma es que nunca se puede parar del todo bajo ningún concepto, después de empujarte con 30.000 indios, porque siempre van a rebosar, te toca aguantar de pie cojido a una barra todo el trayecto entre un mar humano apechugándote a 35ºC. Eso si tienes suerte de tener más de 50% de tu cuerpo dentro del habitáculo, porque tambien te puede tocar 15 cm2 en el último escalon, espacio suficiente para poner la punta de un pie e ir cómodamente asido a la ventana del bus, que nunca tienen cristales. Todo esto se realiza a 140 km/h en una carretera llena de curvas y sin asfaltar, esquivando (o arrollando) a todas las motos, bicis, atos, camiones, personas y otros autobuses que salen en TODAS direcciones. Pero lo mejor de todo es que va incluída banda sonora de bollywood a toda ostia y paneles llenos de lucecitas de colores con las deidades del conductor, que pueden ser desde shivas, krishnas, visnús, cristos, mecas, o todo a la vez, que tampoco es difícil encontrarlo. Son las discotecas de la India, allí si que te lo pasas de coña.
También pillar un ato de 3 ruedas pa hacer el trabajo de campo tiene su gracia. Este nos dejó tirados a 35ºC a 3 km de un pueblo.
También pillar un ato de 3 ruedas pa hacer el trabajo de campo tiene su gracia. Este nos dejó tirados a 35ºC a 3 km de un pueblo.
La habitación donde dormimos los primeros días en Pondicherry se encuentra en un barrio medio, osea que está hecho una mierda a los ojos occidentales, con tiendecitas, cañerías, animales, niños charcos, chabolillas, etc, por la calle. La habitación está muy completa, con su water occidental, y un fregadero. La ducha es a base de cubazos de agua, y el ventilador de techo es indispensable tenerlo todo el día rulando, y los mosquitos tenerlos a raya por la noche a base de todo lo que puedas, mosquitera incluída. La basura se tira en la calle, pues justo enfrente de nuestra casa viven unas vacas que se encargan de completar el ciclo de la materia. Me pregunto como dijerirán los plásticos.
30 horas de tren
La espera desde que compramos los billetes de tren para Chennai hasta que salió, de 6 horas, fue lo más duro del viaje, porque no conseguimos encontrar nada “fiable” para comer, ni para llevarnos para el viaje, por mucho que pregunta-
mos y dimos vueltas por la ciudad, además de estar muertos de sueño y cansancio, sin ningún lugar para reposar.
Durante el viaje en tren de 27 horas, en el que fuimos en segunda clase, pero mejor de lo esperado, con aire acondicionado y todo, pudimos dormir por primera vez en 2 días, pues ni Elena ni yo habíamos dormido el lunes en la víspera del viaje, y durante el vuelo solo llegamos a dormir un par de horas. En el tren pasaban continuamente gente ofreciendo comida, pero no nos atrevíamos a pedir, hasta que al final me harté y pedimos nuestras primeras samosas, geniales, y enseguida un menú completo buenisimo que tambien era vegetariano. El viaje la pasé básicamente durmiendo, pero el paisaje que pude ver las horas de ventanilla, acompañado de los cantos de un señor del compartimento de al lado, era prácticamente desierto, sólo con una especie arbustiva de acacia ocupándolo. Los trenes con los que nos cruzábamos, casi todos de carbón, eran interminables, quizás más de un kilómetro, como el nuestro. Conforme nos acercamos a Chenai, el paisaje fue cambiando un poquito, con un poco más de verdor, pero para encontrarnos en zona tropical el ambiente es muy árido y seco. En Chenai nos montamos en nuestro primer “ato” (taxi de tres ruedas), para ir a la otra estación de tren, y coger el de Pondicherry.
Durante el viaje en tren de 27 horas, en el que fuimos en segunda clase, pero mejor de lo esperado, con aire acondicionado y todo, pudimos dormir por primera vez en 2 días, pues ni Elena ni yo habíamos dormido el lunes en la víspera del viaje, y durante el vuelo solo llegamos a dormir un par de horas. En el tren pasaban continuamente gente ofreciendo comida, pero no nos atrevíamos a pedir, hasta que al final me harté y pedimos nuestras primeras samosas, geniales, y enseguida un menú completo buenisimo que tambien era vegetariano. El viaje la pasé básicamente durmiendo, pero el paisaje que pude ver las horas de ventanilla, acompañado de los cantos de un señor del compartimento de al lado, era prácticamente desierto, sólo con una especie arbustiva de acacia ocupándolo. Los trenes con los que nos cruzábamos, casi todos de carbón, eran interminables, quizás más de un kilómetro, como el nuestro. Conforme nos acercamos a Chenai, el paisaje fue cambiando un poquito, con un poco más de verdor, pero para encontrarnos en zona tropical el ambiente es muy árido y seco. En Chenai nos montamos en nuestro primer “ato” (taxi de tres ruedas), para ir a la otra estación de tren, y coger el de Pondicherry.
Conseguimos de chiripa montarnos en el último tren del día, y después de las últimas 3 horas de trayecto, despues de 60 horas contínuas de viaje, llegamos a la estación de Pondicherry, donde nos esperaba Pere con los brazos abiertos. Al fin en nuestro destino final, y felices con Pere, pero con el sentimiento de que este viaje alucinante no era más que un avance de lo que nos espera en la India.
Espera en Mumbai
Ya desde los primeros momentos se nota que el lema en la India es “no problem” aplicable a todo. Aquí nunca nada es un problema, y todo es posible. Circular por la carretera es como una carrera de un circo romano, a ver quien es el más cafre que tiene más posibilidades de accidente por segundo. Despúes de ver a la gente durmieno en mitad de la calle, fuera de sus casas durante el primer trayecto, no fue menos sorprendente ver que el suelo de la estación de tren victoriana fuese la cama habitual de decenas de familias enteras para pasar la noche. Cientos de personas pasando de un lado para otro entre familias durmiendo, mezcladas con perros tumbados haciendo exactamente lo mismo. No nos queda otra a Elena y a mí que hacer lo mismo en espera que abran las taquillas para comprar el billete de tren a Chennai. Increible: me incorporo y tengo que esquivar un cuervo con pez en la boca con el que apenas puede. Se le ha caído a mi lado. Se le queda mirando desde un poste al lado, y cuando todavía lo estoy intentando asimilar, ha aparecido un hombre corriendo, y ha recuperado del suelo el pescado robado. Indio 1 – Cuervo 0. Una mariposa del tamaño de mi mano agoniza en un último baile en el liso suelo de la estación que los niños utilizan para resbalar.
martes, 27 de febrero de 2007
Stage 2: Primer contacto con la India
Llegamos a Mumbai 7 horas después, a las 2:00 hora local, y ya nos inunda de golpe en la madrugada toda la atmósfera de la India: calor (pero cálido), multitud de olores de todos los colores, humanidad palpable en todos los rincones, mosquitos, caos... en los primeros diez metros por el aeropuerto. Ahora nuestro destino es la estación de tren Victoria, en el sur de la ciudad, y pa ello cojemos un auténtico taxi indio destartalado hasta en el conductor, que nos embarca en un viaje de 30 km para luego sumergirnos de lleno en el paisaje urbano indio, exhorbitatnte desde el primer segundo, y eso que la ciudad aún duerme.
Necesitaré tiempo en este blog para iros describiendo con palabras las todas las sensaciones que se perciben aquí, penetrantes hasta doler. Me hubiese gustado hacer un millón de fotos durante este primer trayecto en taxi. Por fin llegamos vivos (y no es poco) a la estación, y nos toca esperar para comprar el billete a Chennai, lo que nos da tiempo para flipar más con el ambiente. Todavía son las 4 de la mañana.
Necesitaré tiempo en este blog para iros describiendo con palabras las todas las sensaciones que se perciben aquí, penetrantes hasta doler. Me hubiese gustado hacer un millón de fotos durante este primer trayecto en taxi. Por fin llegamos vivos (y no es poco) a la estación, y nos toca esperar para comprar el billete a Chennai, lo que nos da tiempo para flipar más con el ambiente. Todavía son las 4 de la mañana.
Primer día
Stage 1: viaje en avión, Mágala-Barna, noche en casa de Laura, vuelo Barna-Frankfurt-Mumbai el 20 de Febrero de 2007. En el aeropuerto de Barcelona donde he quedado con Elena (mi compañera de proyecto) nos encontramos a Aitana y a unos italianos que conocíamos de Barna. La primera impresión de lo que vamos a comer a partir de ahora en la India ya viene en el menú del 747 para Mumbai, un variadísimo i riquísimo menú vegetariano, que no tiene desperdicio alguno.
Bienvenid@s a mi blog desde la India!
Hola a todos desde la INDIA! Bienvenidos, a mi blog, veamos si me aclaro, y puedo iros publicando una porción de mi vida y avenencias de forma modelna, pa ver si así entra mejor y no es tan coñazo!
Os voy a contar mi estancia en la India para hacer el proyecto de fin de carrera, pero que seguramente, y ya lo es de hecho, este viaje significa mucho más que eso para mí como persona.
Para los que tengan prisa o tengan alergia a la lectura, lo voy a ilustrar (con mis fotografías exclusivamente), pa que así se entienda todo con más sentidos. Ya digo que desde ahora que la India es un país donde los 5 sentidos están saturados al máximo de percepciones, pero tendreís que contentaros por ahora con el de la vista. Creo que esto admite comentarios vuestros, y estais todos invitados ha criticarme al máximo, pero tened en cuenta que me tengo buena memoria pa las caras...
Un besote a tod@s!
Os voy a contar mi estancia en la India para hacer el proyecto de fin de carrera, pero que seguramente, y ya lo es de hecho, este viaje significa mucho más que eso para mí como persona.
Para los que tengan prisa o tengan alergia a la lectura, lo voy a ilustrar (con mis fotografías exclusivamente), pa que así se entienda todo con más sentidos. Ya digo que desde ahora que la India es un país donde los 5 sentidos están saturados al máximo de percepciones, pero tendreís que contentaros por ahora con el de la vista. Creo que esto admite comentarios vuestros, y estais todos invitados ha criticarme al máximo, pero tened en cuenta que me tengo buena memoria pa las caras...
Un besote a tod@s!
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