viernes, 25 de mayo de 2007

Poitu varam India!

Que significa “nos vemos!” en tamil. Seguro.

Vaya, tantas cosas vividas, y tan pocos medios para mostrarlas.

Ahora veo que nunca terminé de completar en este blog las descripciones de las tremendas sensaciones que se viven aquí, saturando los sentidos y buscando nuevos por. Ni falta que hace, hay que venir aquí.

Y que no se entienda que este es un mundo perfecto, lo es como cualquier otro en el mundo, si lo vas a vivir como se vive aquí. En nuestra experiencia hemos visto suciedad, desigualdad, discriminación, sufrimiento, indiferencia, etc… y miseria. Y la gente, es condenadamente sencilla e intensa, y cuando se muere, que suele ser temprano, lo hace con la mejor sonrisa de satisfacción.

Esta mano alberga el secreto de la India

Recta final

Este mes lo hemos pasado casi todo en Pondicherry, la ciudad. Ya hemos terminado el trabajo de campo en los pueblos, bueno, o casi, porque nos han quedado mil dudas, y ahora hay que ponerse manos a la obra a currar y redactar los millones de hojas de resultados que tenemos. En esta ciudad, que fue colonia francesa y por eso no se parece del todo a las caóticas ciudades del resto de la India en general, disponemos también de playa, aunque nadie se baña aquí como en Europa. Eso es cosa de pescadores, lo que la hace mucho mejor. Pero aún así, dado el volumen de trabajo que tenemos, solo hemos ido dos veces, y porque estábamos superquemados ese día de trabajo. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos nos encerramos en la oficina, literalmente, no hemos hecho otra cosa, y aún vamos de culo con todo el trabajo que nos queda.

Amanece en Pondy

También hicimos tres presentaciones a los pueblos de esudio al final para mostrarles los resultados de nuestro proyecto, y agradecerles todo este tiempo que nos han dedicado. Fueron muy exitosas en público, sobretodo porque aportábamos refrescos y snaks, pero también nos quedó un buen sabor de boca al poder finalizar de esta manera con nuestra gente. Les imprimimos un montón de fotos que habíamos hecho durante el proyecto en las que salían ellos, pero se quejaron porque ellos lo que querían era fotos de nosotros!

Todos buenos y bien atentos

Pero bueno, aparte de las compensaciones futuras por el trabajo, que promete más de una publicación científica, nos hemos autoobligado a tomarnos la última semana en la India de vacaciones, para descansar por fin y visitar un poco esto antes de largarnos. Ya nos estamos arrepintiendo de haber comprado los billetes, porque no hemos terminado na de lo que debíamos de haber hecho para entonces.
Se nos ha ocurrido la romántica idea de ir a la puntísima Sur de la India, Kanyakumeri, donde queremos ver el amanecer y anochecer en el mar. El único proglemilla, ilusos de nosotros, es que ahora es el veranísimo, con temperaturas a la sombra de más de 40 habitualmente, y como te metas debajo del sol te conviertes en humano frito instantáneamente. Además, no hemos encontrado ningún billete de tren ni de autobús hasta allí, aquí el transporte tiene listas de espera de 3 meses, así que tomamos un autobús de 10 horas hasta Madurai, una ciudad a mitad de camino, y ya se verá que pasa a partir de allí. Pero no somos tan merluzos, luego también tenemos pensado ir a las colinas verdes de Kerala, un paisaje fresquito en medio de plantaciones de té, y con pocos turistas. Si acaso el relato de nuestro último viajé vendrá hecho desde España ya, no queda más tiempo!

¡CoLoReS!

Un compendio de imágenes y cosas únicas en la India rural, que hemos tenido el gran placer de vivir y sentir durante estos meses:
La indispensable gallina de la puerta de casa

El auténtico jeep de Tintín!

Trabajando duro en el water tank

Beach boy

Esta es una foto de Elenita de Attur colony (pueblo de intocables en nuestro estudio)

Durka Devi

Coleguillas en la colony

Típico retrete expuesto en mitad de la carretera principal del pueblo con típica cabra deambulante en primer plano

Típica buena estantería empotrada india con su gallina ponedora

Indios en la noche

Caja de cerillas india

Ranita que te mira

El auténtico cochecito leré

Cultura=Festival!

Y hemos probado la cultura del pueblo también. Nos han invitado a una boda, una ceremonia de embarazadas, y hemos estado en las fiestas tradicionales del pueblo. La boda era de unos tipos que no conocíamos, lo único que sabíamos de ellos es que eran del pueblo y que el tío se llamaba Stalin. Pero nos encontramos a un amigo que nos metió a la boda, ningún problema, ya que cualquiera puede entrar en a la casa de fiestas sin restricciones, la costumbre es así. La ceremonia dura dos días, y en general es muy aburrida, aunque se dejan la pastísima en los grupos de música, el edificio que se alquila, el menú para ochorrocientas mil personas (que es estilo comedor de colegio), los fuegos artificiales, las flores por todos lados, y por supuesto, todos los trajes y parafernalias de la novia y la familia. El amigo que nos invitó les regaló a los novios, junto con otros, un cartelazo tipo valla publicitaria de autopista con la foto de los novios y la foto de los que se lo habían regalado, pero la foto más grande del cartel pertenecía a la imagen del líder político de turno del partido al que pertenecían los que le regalaban el cartel. Cuando llegamos a la boda transportando el cartel entre un montón de personas, vimos que era el sexto cartel que les daban como regalo. Pues eso, la impresión es que todos se habían dejado la pasta en una boda tipiquísima donde el que no estaba borracho (las mujeres) se aburría como ostras, y todo era un paripé, una fachada en la cual se cumplen los rituales con desgana, por obligación, pero una ceremonia sin la cual no puedes casarte ni por supuesto ser aceptado en la comunidad. Y lo mejor es que los matrimonios por amor siguen siendo mal vistos en la India, las parejas se forman por acuerdos entre padres (de la misma casta por supuesto). Y la dote que da la mujer al hombre, causa de la ruina de la familia, sigue siendo completamente obligada en toda la India, incluso en las familias más modernas, a pesar de estar legalmente prohibidísima.

Una pareja recién casada. Aquí el tío se está partiendo, supongo porque todavía le dura el resacón y no se ha dao cuanta que no le queda un duro.


En la ceremonia a la embarazada, de un aire más familiar que la anterior, se engalona a la mujer con todas las ropas, joyas, flores y adornos posibles, porque se supone que es la última vez en su vida que puede ponerse guapa, o hasta que tenga el siguiente hijo (quizás por eso son tantos aquí). Se hace una cena para todos los comensales, y le bendicen las comadronas a la mujer con cúrcuma, fuego y flores, antes de que se valla a vivir a casa de su madre hasta que de a luz.

Más que una foto de pareja, la cara que ponen vale para el registro de la cárcel.

Las fiestas del pueblo consisten sobretodo en un pasacalle por la noche con carruajes tirados por coches o tractores (a veces con cuerdas tiradas por la gente del pueblo) que llevan estatuillas de uno de los tropecientos dioses hindues, siempre cambiantes en apariencia, número, e incluso nombre según la zona, todos llenos de flores y luces de colores estilo navidad, y una procesión de personajes que van haciendo mucho ruido con tambores, trompetas y campanas, y bendiciendo a la gente en la puerta de las casas con cúrcuma, ceniza y fuego. Luego, hacia las 11 de la noche, que eso es como la 1 de la mañana en España, empieza una obra teatral en el descampado principal del pueblo (aquí no tienen pa plazas), en el que los mismos del pueblo (solo hombres) hacen de actores y actrices en una obra que dura hasta que sale el sol, durante unas 7 horas. En ella representan normalmente obras tradicionales que representan mitos hindues, y cantan, bailan, se disfrazan, cuentan chistes, y to. La obra es muy divertida para un visitante, aunque no se entere de na en tamil, sin embargo lo hacen en plan pachanga, es común verles improvisar si no se saben los papeles muy bien, ser interrumpidos por cualquier cosa sin problemas, o tomarse un té en mitad de la actuación.

También un día que estábamos haciendo un reconocimiento en bici de la zona, fuimos de peregrinación hasta una colina misteriosa que se podía vislumbrar desde cualquier parte en nuestros pueblos, y que tenía un pincho en lo alto. Lo que se erigía sobre la colina era un templo que dominaba todo el valle, y que nos llamaba hacia él mediante ondas psicotrocolecocelebrales. Por supuesto, no pudimos resistir la tentación de acudir a su llamada, y debajo de un sol en el cenit del cielo (no olvidemos que esto es el trópico y aquí el sol pasa justo por el centro), pedaleamos como condenaos hasta llegar a la colina. Al pie de la colina había unos restos de un templo abandonado bastante grande, que en realidad era la puerta a las escaleras al templo de arriba. Después de subir 500 escalones, y ver el templo de arriba, que estaba vacío de no ser por un nido de avispones del tamaño de un rinoceronte, nos quedamos un rato admirando las vistas de todo el llanísimo territorio de nuestro proyecto. Cuando nos íbamos a ir, una vocecilla nos llamó, resultó ser un brahamán escondido que vivía allí y no nos habíamos percatado. Nos adentró en el templo e inició un ritual delante de una figura de Vishnú, que era pa bendecidnos con la conocida cúrcuma, ceniza y fuego. Por lo menos no nos atiborró de comida como viene siendo habitual.


Una anécdota más

Aquí el alcoholismo es un problema entre los hombres, las mujeres no beben ni una cerveza ya que estarían condenadas inmediatamente. De vez en cuando nos hemos dado cuenta que al tío que hemos ido a entrevistar está completamente borracho. Pero bueno, se supone que solo dicen verdades. Un día que Pere, Raja (el traductor) y yo tomamos el autobús que iba a otra ciudad a hacer una entrevista, y de la pareja que estaba sentada delante, el hombre de repente se había quedao como dormido y se estaba dando cabezazos contra todo. La mujer lo intento despertar, porque el hombre se caía del asiento, pero no había manera. Ya os podéis imaginar, un autobús auténtico de la India a rebosar, en el que hay espectáculo incluido. La mujer venga a darle tortas al tío, y este que no respondía, hasta le pasaron una botella de agua para que se la echase en plan cubazos por encima. Y el autobús no para claro, que a un tío le de un chungazo no es motivo, yo creo que no existe ningún motivo que pueda parar a un autobús indio en su frenética carrera, quizás solo otro autobús de frente. Bueno, pues yo sujetando al tío mientras la mujer le daba cubazos y na, parecía fiambre si no fuese porque todavía tenía pulso y respiraba. Solución: muy simple, se espera a la siguiente parada y se deja al tío allí y ya está. A ninguno se le pasó por la cabeza ni la más remota idea alternativa. Una vez que lo bajamos a pulso, el autobús arrancó a los 2 segundos, y el asiento donde había desfallecido el tío fue inmediatamente suplantado por otros indios.

Aquí se acaba la historia para cualquier indio, por la tarde ya ni se acordará de este incidente si le preguntan por ello, ni mucho menos se preguntará que le habrá pasao al hombre y si se habrá recuperado. La vida sigue, y disfrútala mientras puedas. A Pere y a mí nos queda el consuelo de que creemos que al tío no le pasó algo demasiado grave, yo me había dado cuenta desde antes que el tipo iba muy bebido cuando se subió al autobús, y le entró un chungazo y se quedó frito, pero que lo único que necesitaba era dormir mucho y luego reviviría, como hemos visto a gente en España.

Amiguetes

Y seguimos con nuestra vida pueblerina. Ahora tenemos tres amiguitos que nos vienen a ver de vez en cuando a casa cuando estamos trabajando. Son dos niñas y un niño que se llaman Parvati, Durka y … Apu! No saben ni una palabra de inglés, pero nos quieren mucho y nos la pasamos jugando con ellos y enseñándoles mil chorradas para divertirlos. Al principio no queríamos que se nos metiesen a casa, porque ya tenemos suficientes visitantes, y la mayoría de las veces no es en buen momento, dada la cantidad de trabajo, pero los malditos son entrañables, y muy divertidos, y como no les tenemos que hacer caso constantemente, pues les dejamos que estén por la casa. Por cierto, yo no puedo salir en las fotos porque soy el fotógrafo claro. Durka y Parvati son las dos chicas de la izquierda, y Apu es el de rosa que se ha quedao frito en medio de una actuación por la noche del pueblo, en la que nos tuvimos que refugiar porque tormentaba a rayo vivo. Casi probamos el monzón.

El otro día fue año nuevo en el calendario tamil. Fuimos a la reunión anual que hacen para elegir al jefe del pueblo, en el templo, y se armó un pollo tremendo, por algo relacionado con las cuentas del dinero, que no salían, claro. Nos tuvimos que ir de allí, y un hombrecillo que ya conocíamos se empeñó en enseñarnos un lugar donde hacían compost, y venga a enseñarnos y a remover la mierda con gran empeño, sacó gusanos del tamaño de flamenquines, y no exagero. Acto seguido, como es tradición, se fue corriendo a su casa a ofrecernos unas especie de croquetas recién hechas, que traía con su mano recién sacadita del pozo negro ese de vermicultura. Que gracia. Y por supuesto, eso no se puede rechazar. Yo fui rápido y me hice el longuis, pero Elena y Pere lo probaron y… cascaron, por supuesto. Más dolores de barriga a la colección.

El momento fatídico del removido de caca.

lunes, 2 de abril de 2007

Tamil Nadu Primero de Abril

Buenas a todos, he aquí una nueva entrega de textos y fotos todos mezclaos desde el Sur de la India. Perdón por la demora tan grande entre una entrega y la otra, pero se ha de pensar que ahora me paso viviendo la mayor parte del tiempo en un pueblo trabajando para el proyecto, y internet, lo que se dice internet, pos no hay. He aquí sin embargo otro capítulo más, no cuento mucho proporcionalmente al tiempo transcurrido pa no aburrir al personal y porque no macuerdo ni de la mitad.

Por cierto, muchas gracias a todos los que se acordaron de mi cumple el 18, aunque no pude enterarme de sus felicitaciones hasta ahora!

Besotes a todos desde Pondicherry!

Durante las últimas semanas, lo que yo destacaría es quizás nuestro viaje a Madurai, una ciudad a 11 horas al Sur de aquí, para visitar una ONG. Nos llevaron durante un día a ver sus trabajos en varias comunidades, y tuvimos la oportunidad de entrar en una zona sagrada, bastante escondida, por la que había que andar descalzo, y en la que se encontraba un templo entre los árboles, asociado a un estanque, y defendido por colosales estatuas de caballos, elefantes y guerreros. Por supuesto, nos hincharon de 10 kilos de un arroz pastoso dulce que nos dieron de sus manitas y que no podíamos rechazar, hasta comérnoslo allí mismo.

Los otros días también hemos visitado al presi de otra ONG, esta tenía la sede en Auroville, un pueblo no lejos de Pondicherry. El pueblo este es refugio de un puñado de guiris, que viven en chaletazos superfantásticos, y escampados entre la vegetación. Además son en general pijipis místicos y ecofriendlys, y tienen unos jardines en medio del Auroville, con una explanada gigante y un cacho bola de oro tremendísima, en la que te puedes meter pa meditar a tope, con un pase especial por supuestish.

El resto de ese día nos lo dedicamos a nosotros, que nos lo merecíamos, pues no hemos tenido ni un solo día de descanso desde que llegamos a la India, y estabamos un poco quemados. Nos fuimos un ratillo a la playa, que está llena de casas de pescadores, y sigue siendo salvaje, llena de bichos y animalitos por todas partes. No nos bañamos porque no llevábamos el bañador, y hubiese sido todo un escándalo hacerlo en ropa interior siquiera, sobre todo por Elena, ya que las mujeres se bañan vestidas aquí.

Y los últimos acontecimientos por el pueblo han sido una boda y una ceremonia de embarazo hindú. Las bodas son todo un paripé en el que se invita a todo el pueblo a una ceremonia rollazo de 2 días, y se dejan más pasta en millones de adornos, fuegos artificiales y convite que lo que pueden pagar en 3 vidas. La ceremonia del embarazo es más familiar, y se viste a la embarazada con todos los adornos, maquillajes y joyas que se pueda, porque es la última vez que tiene derecho a ponérselo, o hasta que tenga otro hijo. También se come un montón en la ceremonia, por supuesto.

Y bueno, para terminar, lo último que íbamos a hacer es viajar a Hyderabad, a 18 horas de aquí, a ver a nuestra tutora y preparar un poco la preparación del capítulo de un libro. Se jodió el viaje porque justo hubo una huelga de transportes ese día, y además yo me puse bastante chungo el día anterior, con una fiebre tropical de esas que te dejan KO, y tuvimos que ir un poco de hospitales. Tranquilos, que ya estoy bien, y no era malaria.

Yo pasando calor en plena caminata.


Un día cualquiera en Tamil Nadu

El día siempre empieza muy temprano, sobre las 6, en un país sin apenas infraestructura eléctrica, donde hay que aprovechar al máximo las horas de sol. Los cortes de luz son muy corrientes aquí, te pille donde te pille, así que aunque vivas en una casa con electricidad, es mejor que también dispongas de lámparas de aceite, o que te hinches de zanahorias pa tener supervisión nocturna. En nuestra casita del pueblo, donde los dueños ya están despiertos desde las 5, lo primero que se escucha es el dulce sonido de la bomba de agua retumbando las paredes, pa que tenga presión el resto del día, porque es una casa moderna de máximo luxury, y sale agua por los grifos de vez en cuando. Luego toca una ducha de agua cubazos en un cobertizo que nos han construido al lado de casa. Lo que todavía no me explico es si la temperatura mínima que se alcanza a lo largo del día (y la Raja y Nithya
noche) es de 26 ºC, y por el día hace siempre por encima de 30 ºC, como demonios el agua del grifo pa ducharse sale por la mañana a 0,5 ºC! Eso sí, como te des una ducha a medio día pa refrescarte, el agua quema. Como no existen calentadores, y yo prefiero no perecer congelado todas las mañanas, me caliento en una olla un poco de agua y con eso tiro, y todos me regañan por mi audacia. Luego tenemos dos opciones pa desayunar en el pueblo, comprar un paquete de galletas o bananas (que es la única comida que venden), o irnos al uno de los dos chiringuitos del village.

El desayuno tradicional aquí lo toman a las dos o tres horas de levantarse, y consiste en mogollón de itlis (unas masas aplastadas de pasta de arroz) que se mojan en salsas y sofritos, y algunas croquetas de una masa de blakgram con cebolla (blackgram es una legumbre pequeñita y redonda, que es lo que aporta las proteínas la mayoría de las veces). La verdad es que está de muerte. La hora de comer, siempre, siempre, consiste en arroz con una variación de tres o cuatro salsas. Incluso nosotros, que nos intentamos cocinar a nuestra manera, no podemos hacer otra cosa, porque en todo el mercado sólo tienen arroz, legumbres, y tres tipos de hortalizas. No tienen variedad ninguna, es imposible hacer un plato diferente, y encima cocinar estos tipos de platos, con los instrumentos que hay aquí se hace eterno. Por supuesto no comemos carne ni pescado nunca, porque además de que es rarísimo encontrar algo, no nos fiamos nada porque esta todo expuesto con una pinta de putrefacción increíble. La cena suele ser en todas las casas arroz también, es la única base de la dieta aquí, no conocen ni la pasta. En los “restaurantes” del pueblo para cenar sirven unas especies de tortas hechas con un tubérculo que se mojan en salsa, y otro tipo de torta más espumosa que te la pueden poner con un huevo. Están buenísimas. También es muy típico tomar té, pero lo preparan diferente, y siempre con leche, que en nuestro caso proviene de nuestra propia casita.

El resto del día para nosotros consiste en perseguir a los agricultores, pastores, alcaldes, mujeres, niños, etc. de los pueblos que estudiamos pa intentar concertar reuniones y hacerles entrevistas. Si no lo conseguimos, seguimos pasando a ordenador las anteriores reuniones o diseñando las próximas entrevistas. En cambio, el trabajo para la gente aquí en el pueblo, en general, consiste en eslomarse 10 horas bajo el sol con las herramientas más primitivas que te puedas imaginar, si es que no usan las manos directamente, a un sueldo de un euro al día si tienes suerte, y mucho menos si eres mujer.

A las 18:30 se va el sol y todos paran de trabajar, y sale la gente a la calle porque empieza el fresco. Es nuestro mejor momento para concertar entrevistas, siempre llenas de niños por todos lados. También es entonces difícil de todas formas porque toda la población está enganchada a las telenovelas que empiezan a las 7 y no terminan hasta las 11. Es una verdadera epidemia. Acabamos el día siempre muy tarde, pasando apuntes, acabando reuniones con gente, o terminando de cenar muy tarde, por lo que nunca dormimos del todo lo que necesitamos, y menos en esos colchones que hemos comprao, que son de lujo para la India, porque normalmente duermen sobre una esterilla en el suelo, pero son superfinos con relleno de algodón que a los tres días de uso es peor que dormir sobre el suelo.

Anécdotas y Afotos

No os perdaís al presidente del Estado de Tamil Nadu, sus gafas de sol, y su pocas ganas de que le adoren como a un dios:
Eso es un político

La vida aquí siempre está plagada de animales; domésticos, salvajes, bichos y todo lo que quieras. Queréis anécdotas sobre bichos? toma estas:

Un día visitando un estanque de un pueblo, el tio que nos explicaba el tema de repente le cambió la cara y empezó a gritar y a saltar mirando en mi dirección. Como nosotros no entendíamos ni torta de lo que decía, no nos dimos cuenta que acababa de ver una cobra o algo parecido entre las plantas que tenía detrás. El tio se fue corriendo, pero ya no la conseguimos ver luego.
Esta va de lagartijas. En nuestra casa convivimos con un montón de salamanquesas, salamandras y otras cosas que vete tú a saber que son. El otro día, comiendo arroz en el maravilloso restaurante del pueblo, tocaba tomato rice. Pere y yo ya nos estábamos haciendo la boca agua cuando nos sirvieron el arroz en nuestra hoja de banano, pero de repente Raja el traductor le dijo algo al tio del chiringuito, y le mostró un cuerpecito de una lagartija que había en su comida. Nosotros dijimos que nos daba igual comérnoslo, aunque venga de la misma olla, ya estábamos hartos de ver toda clase de bichos campando a sus anchas por nuestra comida, pero todo el mundo se escandalizó, y entonces nos explicaron que esa lagartija era super venenosa y que una sola que se caiga en la comida de decenas de personas, es suficiente para intoxicarlas e incluso matarlas. Nos faltó poco.
A mi las arañas no es que me terminen de fascinar, y aqui voy bien servido. A parte de las obligatorias que hay por todas las esquinas de la casa colgando, de esas con las patas de alambre, y que yo me llevo siempre con la cabeza de todas las puertas y techos, porque son muy bajos, están unas enormes, pero ENORMES, peludas, que corren mogollón y ya han hecho acto de presencia en nuestro piso varias veces. Siempre hemos rezado para que no haya alguna debajo del colchón sobre el suelo cuando lo movemos para dormir. Pues el otro día, cuando ya
estábamos metidos dentro de nuestras mosquiteras individuales ya para dormir e íbamos a apagar la luz, Pere mete un grito y lo vemos mirando un punto fijo en su mosquitera a 40 centímetros de su cara. ¡Una de esas malditas arañas caníbales se había conseguido colar dentro de su mosquitera justo cuando iba a ponerse a dormir! Esa no tuvo perdón y acabó reducida a polvo bajo la chancla justiciera.
Y hablando de mosquiteras, ayer me desperté a las 5 por el picor en el cuerpo, y después de media hora en la oscuridad sin entender como me picaba tanto el cuerpo, decidí encender la luz y ver que pasaba. Entonces encontré no uno, sino 7 mosquitos que se habían conseguido colar dentro de mi mosquitera, dios sabe como, y se habían dado el festín de su vida. Todos acabaron formando parte del estampado de las sábanas, por supuesto.

Dejando el tema bichos, hemos tenido mil anécdotas con las bicis que alquilamos en el pueblo para movernos entre las dos aldeas. Son el desastre más completo que te puedas imaginar en una bici, pero todo se comprende viendo al tio que las alquila, un chapuzas perfecto que tiene como herramientas de trabajo un martillo y un palito de hierro. Tienen unos 30 años, están oxidadas hasta en el alma, y las pastillas de freno no hacen contacto con la rueda, por lo que tienes que confiar por completo en tus suelas. Son bicicletas estilo paseo, pero los caminos aquí están hechos para tractores o cabras como mucho, y nos tenemos que volver con ellas desde el otro pueblo por la noche cuando hemos conseguido hacer las entrevistas hasta el nuestro, sin ninguna luz de ningún tipo por el camino, solo una linterna para los cinco, con lo que la diversión es máxima. El otro día fuimos a ver un lago al mediodía, y Elenita se cayó sobre huerto con un montón de pinchos en una curva. Cuando terminamos de hacer el trabajo, volvimos a las bicis y la de Pere le habían explotado las dos ruedas, porque la había dejado bajo el sol una hora. El camino de vuelta fue penoso, y nuestro pobre Raja tenía que cargar a Pere detrás en su bici, mientras Pere remolcaba su bici con las manos. Al pasar por un pueblo nos vieron un montón de niños que salieron detrás de nosotros corriendo, y empezaron a empujarnos las bicis todo divertidos, casi hasta el otro pueblo. Elenita volvió a caerse en la misma curva sobre los mismos pinchos para acabar el trayecto.

Remolcadores

Los comienzos del proyecto

Ahora si que se puede decir por fin que estamos ya en serio en el proyecto que durante tiempo hemos preparado, y no parecía poderse hacer realidad! De hecho, ya estamos prácticamente a la mitad del trabajo!
Finalmente, Pere, Elena, Raja y Nithya (los traductores) y yo, nos fuimos a vivir a los pueblos de estudio el 6 de Marzo, después de preparar y requeterepensar mil veces el proyecto. Hemos elegido dos pueblos, Attur y Endiyur, a una hora y pico en bus de Pondicherry, que están muy cerca el uno del otro, y nos convenían por sus características pal estudio.

Ahora tenemos una casita, que no esta nada mal, con sus vacas y sus bananeras y su servicio afuera en un cobertizo. Es el piso de debajo de una casa de los ricos del pueblo, no nos podemos quejar, con dos habitaciones, una cocina y un templo. Se está fresquito al ser semisótano, y tiene electricidad y ventiladores en el techo, bastante básico para nuestra supervivencia. Además, el baño que hay afuera lo acaban de construir por lo que nos ahorramos la parte más dolorosa de la vida aquí que es tener que acudir a un baño infecto y pocilguero. Hemos tenido que comprar las cosas básicas pa cocinar, incluido un fogón, y hasta una mesa porque aquí les cuesta mucho comprender que necesitemos una mesa. Tampoco comprenden que trabajar con un ordenador delante sea realmente un trabajo, se deban pensar que es parecido a mirar la tele.
La comida nos la procuramos cocinar nosotros en casa, pero lleva mucho rato preparar aqui cualquier cosa con medios tan rudimentarios (y no es escusa, que soy un cocinillas reconocido), y muchas veces nos vamos a unos de los dos "restaurantes" que hay en el Endiyur, que no son mas que un cobertizo con 2 mesas cada uno, y curiosamente con un arbol en tol medio enorme que sale por el techo (tener dos sitios para comer convierte al pueblo en casi una metrópolis), donde estamos pagándoles el futuro de los niños a los dueños con nuestra asiduez.
Desde el primer momento, cuando ya hemos empezado a trabajar en los pueblos para el proyecto, la gente ha sido super amable y generosa con nosotros. Siempre nos reciben y paran su trabajo para que les hagamos entrevistas, y encima nos ofrecen algo, normalmente cacauhetes crudos. Lo realmente dificil es intentar reunir a más de dos personas, siempre te dicen que sí acudiran a tal hora a la reunión, y luego no hay ni cristo. Menos mal que hemos ido haciendo coleguillas, y ahora disponemos de más ayuda a la hora de intentar convocar a la gente para hacer reuniones multitudinarias, que son las que necesitabamos sobretodo al principio de nuestra investigación. Después de esa primera semana en el pueblo, nuestra primera toma de contacto con la realidad para el proyecto, en la que vimos lo novatos que éramos y todo lo que nos costaría hacer el resto del trabajo, nos fuimos de viaje! pero pa seguir trabajando .... :(





También nos intentan regalar niños con cada visita.

domingo, 4 de marzo de 2007

India de fiesta!


Hoy me despierto en el nuevo piso, y mientras estoy lavando la ropa arrodillado sobre la terraza, un viejo trepa por un cocotero a dos metros de mi balcón, atado con un arnés de hojas de plátano, la digo vanakkam, y me dice que le haga una foto.

Estos dos últimos días hemos estado liados con cosas del proyecto, con las conferencias del workshop y la gente de las jornadas, con la vida india (que no es poco) y con la mudanza al piso donde finalmente viviremos en Pondicherry. Un pisito muy majo pero vacío, en un barrio popular y barato pero cerca del centro y la playa y del Instituto Francés de investigación donde trabajamos.

El viernes pudimos acabar el día con un concierto fantástico de música india en la azotea del Instituto Francés, nada comercial o estilo bollywood, una música delicada a dos violines y percusión, muy intensa y que no tenía pausa entre canción y canción.

Ayer hubo un festival en la ciudad, en el que se celebraba la entrada del nuevo mes Tamil, y venía gente desde el interior del estado a la costa para darse un baño tradicional. Nuestro barrio estaba llenísimo de gente, puestos de comida, regalitos, flores, helados y atracciones. Un amigo indio que siempre tenemos pululando por casa (aquí la gente no tiene nada que hacer la mayor parte del día), nos llevó al festival y estuvo explicando un poco el significado de todas las cosas que veíamos. Lo malo de esto es que nos hemos enterado de que este no es el principal festival del año, y ya no nos podemos imaginar como puede ser uno con más gente y caos por metro cuadrado.

La vida del currante

Quitando los sedimentos de los water tanks a puntapala

Estos últimos días hemos estado muy liados con definir definitivamente los temas y aspectos del proyecto, y la metodología con nuestros tutores. El miércoles llegó nuestra tutora de Barcelona, y tuvimos que preparar montón de cosas para presentar a su llegada, y luego aprovechar estos días con ella para visitar comunidades y establecer contactos. Además justo esta semana, en el Instituto donde trabajamos se han organizado unas jornadas de jóvenes investigadores, con conferencias muy interesantes, pero con el trabajo apenas hemos podido ir a las cenas, jeje, que se organizaban buffets libres en lugares pijos.

Bueno, bueno, respondiendo a preguntillas de los clientes, digo lectores, haré un compendio de explicaciones de las cosillas prácticas que queréis saber:

Para los que no se los llegué a decir, estoy en la India con el proyecto final de carrera con dos compañeros más, aunque este trabajo por ahora se nos está convirtiendo en una tarea enorme, ya que se esta transformando en un estudio serio del que nos dicen (animan o presionan) que podría salir algo útil (pal mundo), con posibilidades de salir publicado en algunos sitios… todo se andará.

Aquí me sitúo exactamente en la ciudad de Pondicherry, que es una antigua colonia francesa en la India, y trabajo en un Instituto de investigación (creo que nuestros nombres salen en su web: http://www.ifpindia.org/Social-Management-of-Water.html ). El estudio lo haremos en comunidades rurales del estado de Tamil Nadu, pero si quereis saber más sobre el proyecto escribidme y os mando un abstract o algo asín. El idioma que hablan aquí es Tamil, un idioma originario dravídico, más antiguo y diferente que el Hindi, del que parten muchos idiomas más (esto es un orgullo que tienen en el Sur). Algunas personas hablan inglés indio (casi imposible de entender) en la ciudad, pero casi nadie habla otra cosa, y menos hindi. Por eso nosotros trabajamos con dos traductores que medio dominan el inglés, con los que viviremos estos meses en el pueblo, y que por ahora son muy buen rollito (mañana vamos a cenar a casa de una, que está en un barrio super pobre).

Y la vida aquí empieza temprano por la mañana, porque a medio día ya no hay quien aguante el calor, y si no estas bajo una sombra estás muerto. Luego a media tarde la vida vuelve a las calles, y la gente tiene su tiempo para disfrutar de la vida en estas horas. La comida es super rica y sabrosa (y picante a morir), pero siempre acabas comiendo arroz en una de sus variantes. No bebemos agua del grifo y nos cortamos de comer alguna cosa, porque al final acabarás con alguna cagalera tarde o temprano. Aún así, es difícil cocinarte en tu casa, no hay muchas facilidades para adquirir comida sin preparar en las tiendas, ni tampoco venden apenas utensilios de cocina. La mayoría de la gente come fuera, ya sea en puestos ambulantes, kioskos, restaurantes, etc., porque la verdad es que es super barato comer (te puedes conseguir un plato de arroz al limón por 6 rupias – 11 centimos de euro). Por poco más te cebas como un gorrino, y lo normal en esta zona es que no se usan platos, se come sobre una hoja, de banano por ejemplo, y con los deditos, no existen cubiertos.


No me gusta hablar mucho de estas cosas que es mejor verlas y valorarlas por uno mismo, pero aquí la actitud de la gente es en general, de poca preocupación por ciertas cosas que a los occidentales nos parecen básicas, como la seguridad en el tráfico, el tremendo ruido y jaleo en las calles, o incluso la higiene, que no dejo de asombrarme como tienen todas las calles en escombros, con el alcantarillado pestilente al aire, y con basura y animales de toda clase por todos lados (sí, también hay vacas por doquier, pero también búfalos y unas vacas muy altas y flacas con joroba y cuernos muy largos, aunque ya nadie les hace ni caso). El caso es que pronto dejan de preocupar al visitante, y uno se encuentra cómodo y feliz de vivir y formar parte de la vida aquí, que aunque desastrosa, no deja de ser agradecida a cada momento.

La rata que siempre nos da las buenas noches en nuestra calle.

Blogs de mis compañeros de aventura

Hola buenas a todos, por aquí la cosa marcha finita… en primer lugar os dejo la dirección del peaso de blog que se han currao mis compis de proyecto antes de que se me vuelva a olvidar:

Elena: http://www.fotolog.com/elegalillo

Pere: http://estima-chipko.blogspot.com/

Creo que estos primeros días he visto tantas cosas que ya lo veo todo habitual, desde el punto de vista de que me siento realmente habituado y cómodo. No dejo de sorprenderme con tanta cosa y situaciones rocambolescas a cada paso, pero ya no puedo recordar muchas de ellas. Aquí la vida es pura diversidad de ritmos, situaciones, colores, relaciones, sonidos… pero todo se hace de manera muy natural, de modo que al final acabas integrándote en ello, y formando parte cómodamente de la vida (no vida individual, sino la ambiental que abarca a todo) que fluye por todas partes. Quizás es porque todo se acepta porque continúa la vida (aquí el tráfico es desastroso, pero nadie se enfada con nadie a pesar de estar a punto de morir cada 3 min), que aquí a nadie le queda duda de que merece la pena.