lunes, 2 de abril de 2007

Anécdotas y Afotos

No os perdaís al presidente del Estado de Tamil Nadu, sus gafas de sol, y su pocas ganas de que le adoren como a un dios:
Eso es un político

La vida aquí siempre está plagada de animales; domésticos, salvajes, bichos y todo lo que quieras. Queréis anécdotas sobre bichos? toma estas:

Un día visitando un estanque de un pueblo, el tio que nos explicaba el tema de repente le cambió la cara y empezó a gritar y a saltar mirando en mi dirección. Como nosotros no entendíamos ni torta de lo que decía, no nos dimos cuenta que acababa de ver una cobra o algo parecido entre las plantas que tenía detrás. El tio se fue corriendo, pero ya no la conseguimos ver luego.
Esta va de lagartijas. En nuestra casa convivimos con un montón de salamanquesas, salamandras y otras cosas que vete tú a saber que son. El otro día, comiendo arroz en el maravilloso restaurante del pueblo, tocaba tomato rice. Pere y yo ya nos estábamos haciendo la boca agua cuando nos sirvieron el arroz en nuestra hoja de banano, pero de repente Raja el traductor le dijo algo al tio del chiringuito, y le mostró un cuerpecito de una lagartija que había en su comida. Nosotros dijimos que nos daba igual comérnoslo, aunque venga de la misma olla, ya estábamos hartos de ver toda clase de bichos campando a sus anchas por nuestra comida, pero todo el mundo se escandalizó, y entonces nos explicaron que esa lagartija era super venenosa y que una sola que se caiga en la comida de decenas de personas, es suficiente para intoxicarlas e incluso matarlas. Nos faltó poco.
A mi las arañas no es que me terminen de fascinar, y aqui voy bien servido. A parte de las obligatorias que hay por todas las esquinas de la casa colgando, de esas con las patas de alambre, y que yo me llevo siempre con la cabeza de todas las puertas y techos, porque son muy bajos, están unas enormes, pero ENORMES, peludas, que corren mogollón y ya han hecho acto de presencia en nuestro piso varias veces. Siempre hemos rezado para que no haya alguna debajo del colchón sobre el suelo cuando lo movemos para dormir. Pues el otro día, cuando ya
estábamos metidos dentro de nuestras mosquiteras individuales ya para dormir e íbamos a apagar la luz, Pere mete un grito y lo vemos mirando un punto fijo en su mosquitera a 40 centímetros de su cara. ¡Una de esas malditas arañas caníbales se había conseguido colar dentro de su mosquitera justo cuando iba a ponerse a dormir! Esa no tuvo perdón y acabó reducida a polvo bajo la chancla justiciera.
Y hablando de mosquiteras, ayer me desperté a las 5 por el picor en el cuerpo, y después de media hora en la oscuridad sin entender como me picaba tanto el cuerpo, decidí encender la luz y ver que pasaba. Entonces encontré no uno, sino 7 mosquitos que se habían conseguido colar dentro de mi mosquitera, dios sabe como, y se habían dado el festín de su vida. Todos acabaron formando parte del estampado de las sábanas, por supuesto.

Dejando el tema bichos, hemos tenido mil anécdotas con las bicis que alquilamos en el pueblo para movernos entre las dos aldeas. Son el desastre más completo que te puedas imaginar en una bici, pero todo se comprende viendo al tio que las alquila, un chapuzas perfecto que tiene como herramientas de trabajo un martillo y un palito de hierro. Tienen unos 30 años, están oxidadas hasta en el alma, y las pastillas de freno no hacen contacto con la rueda, por lo que tienes que confiar por completo en tus suelas. Son bicicletas estilo paseo, pero los caminos aquí están hechos para tractores o cabras como mucho, y nos tenemos que volver con ellas desde el otro pueblo por la noche cuando hemos conseguido hacer las entrevistas hasta el nuestro, sin ninguna luz de ningún tipo por el camino, solo una linterna para los cinco, con lo que la diversión es máxima. El otro día fuimos a ver un lago al mediodía, y Elenita se cayó sobre huerto con un montón de pinchos en una curva. Cuando terminamos de hacer el trabajo, volvimos a las bicis y la de Pere le habían explotado las dos ruedas, porque la había dejado bajo el sol una hora. El camino de vuelta fue penoso, y nuestro pobre Raja tenía que cargar a Pere detrás en su bici, mientras Pere remolcaba su bici con las manos. Al pasar por un pueblo nos vieron un montón de niños que salieron detrás de nosotros corriendo, y empezaron a empujarnos las bicis todo divertidos, casi hasta el otro pueblo. Elenita volvió a caerse en la misma curva sobre los mismos pinchos para acabar el trayecto.

Remolcadores

2 comentarios:

Raul Arrufat dijo...

Joder tarik!!!! Vaya tela con el tema de los bichos, jajajaja!!! Aunque en más de una vez, supongo que el tema no debe ser de risaaa!!!! n fín, que eres un crack!! Sigue así por favor por que ya estaba entrando en estado de ansiedad por todas la veces que pinchaba en el marcador y veía que no habías podido escribir nada!!! Por aquí la vida sigue igual!! Chanchullos y discusiones políticas que nunca llegan a ningún sitio mientras nos seguimos olvidando de lo esencial!!! Por ISF valencia no hacen más que pincharme para que me vaya a Argentina en verano, pero no puedooooo, me muero de ganas y no sé como hacerlo!!! Bueno gran hacedor, lo dicho, no cambies por favor!!! Y si de vez en cuando os cargais algún bicho, pues que sea R-estratega, que ya sabes que no hay tanto problema, jajajaja!!!! Besos para todos esos preciosos niños que salen en tus fotos

chipko dijo...

Capullete como estás, ya sabes quien soy...tu compañero Pere!!!
Un abrazo
Pere